domingo, 1 de agosto de 2010

Billetera incluye galán con capa y espada



Homenaje (merecido) a El Zorro



¿Cuántos de ustedes esperan a que termine el capítulo de El Zorro para levantarse y seguir con sus otras actividades? Niños, adolescentes y adultos (menores y mayores), TODOS, miramos a El Zorro (Walt Disney, 1957)… que es casi como Cafiero: pasan los años y sigue estando ahí, tan vigente como hace cincuenta años.
La historia comienza en la cubierta de un barco que zarpó de España, y se dirige hacia Los Ángeles, California. Allí nos encontramos con un duelo deportivo de esgrima entre el capitán de la embarcación, y el apuesto, rico hacendado y experto esgrimista Don Diego De La Vega (Guy Williams).
Don Diego ha estado estudiando en España, y regresa ahora a su tierra natal respondiendo al llamado de su padre, Don Alejandro (George J. Lewis): las cosas no están bien en Los Ángeles, políticamente hablando: abunda la corrupción y aflora el grave problema de la deslealtad al Rey (de España, claro).
Don Diego no viaja solo, sino que es acompañado por su criado de total confianza: Bernardo (Gene Sheldon), mudo pero no sordo, aunque entrenado como si así lo fuera, para no reaccionar ante ruidos sorpresivos como disparos por ejemplo.
En la intimidad de su camarote, Don Diego decide que será de mayor ayuda a su padre si no hace demostraciones de sus habilidades como esgrimista y en cambio se hace pasar por un literato e inofensivo intelectual amante de las artes. Es entonces cuando le pide a Bernardo que arroje todos los trofeos que lleva consigo, al mar.
Y así nace El Zorro: ese enigmático héroe de antifaz, botas, capa y espada; el mejor espadachín con aires de acróbata, que actúa en defensa de la justicia y de los inocentes… y bastante al servicio de “Su Majestad” española.
A la historia se van sumando los memorables personajes: el Sargento Demetrio López García (Henry Calvin) quien enternece con su inocencia y buena fe, gran amigo de Don Diego, que si bien debe perseguir a El Zorro, reconoce que éste siempre lo ayuda a llevar su trabajo a buen puerto; el cabo Reyes (Don Diamond) inseparable segundo del Sargento García; y el malvado Capitán Monasterio (Britt Lomond), entre tantos otros.
Otro entrañable personaje es Tornado, el famoso caballo de El Zorro, negro azabache, maravilloso ejemplar y codiciado por todos. Es, además, el más inteligente: en el capítulo en el que el Sargento García logra capturarlo, cuando éste cree estar dándole órdenes al cabo Reyes, “alcánceme ese balde con agua”, “masajéeme la espalda” es en realidad Tornado quien obedece y hace todo lo que dice el Sargento, tirándole un balde de agua encima y dándole masajes con la trompa.
Me permito también recordar a Fantasma, el caballo blanco de El Zorro: era el caballo del Teniente Rafael Santos, quien herido de gravedad se lo cede a Don Diego, durante un viaje que éste realiza a Monterrey. Fantasma se convierte así en el veloz caballo de El Zorro en Monterrey, ya que Tornado, por las obvias razones del anonimato de nuestro héroe, no había podido viajar con el Sr. De La Vega.
Por los 82 episodios llenos de suspenso, aventura y humor, por ser el más elegante, por ser el más fino, por la sonrisa de Guy Williams y su bigotito, por el cantante lírico-barítono Henry Calvin (que hace la demostración de esta habilidad en el capítulo en que el Sargento García se encurda y canta con sus soldados), por la canción “Zorro! Zorro! Su espada no fallará! Zorro! Zorro! La zeta le marcara!”, por todo lo que Walt Disney hizo por nuestras niñeces (y por nuestras adulteces) éste es mi homenaje a El Zorro: recordarlo con muchísimo cariño y admiración.
¿Alguna vez se pusieron a pensar que si todo esto hubiera tenido lugar en Mendoza o en alguna otra de nuestras provincias, el padre-nuestro Don José de San Martín o el letrado Manuel Belgrano habrían combatido a nuestro héroe, por realista?

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