domingo, 10 de octubre de 2010

De islas y de locos...

Esta fue una pequeña crítica personal para mi amigo Skywalker, unas horas después de salir del cine.



Vamos por partes, como dijo Atahualpa (ooossoo… creíste que iba a decir “Jack the ripper”? jajaja):
Empecemos por el título: si la traducción no es textual y “Shutter Island” no significa “Isla Siniestra”, ¿por qué tenemos que saber, de entrada, que algo siniestro va a pasar en ese lugar? ¿en dónde quedó el suspenso?
Actuaciones: mi queridísimo Leo (más grande viene, más lindo se lo ve) va aprendiendo, y en mi opinión personal, sólo es cuestión de tiempo para que nos sorprenda con algún Oscar o algo por el estilo. Pero de seguro no será por esta peli, ha tenido mejores interpretaciones. Por otro lado, a Mr. Ghandi (Ben Kingsley) le va a costar superarse, y ésta tampoco creo que haya sido su oportunidad. Los dos están bien, pero no me pareció encontrar nada brillante.
Con un trailer prometedor y un aparente argumento teórico-conspirativista de esos que tanto nos gustan, La Isla Siniestra no es lo que parece. O sea, es exactamente lo que parece, lo que cuentan, lo que explican, y es así nomás, sin trampas ni difusas líneas divisorias entre la realidad y la fantasía, sin vuelta de tuerca que nos sorprenda. Me parece que si hubiera rumbeado para otro lado habría sido un peliculón: mepa que habríamos preferido que en realidad Leo estuviera investigando experimentos psiquiátricos y se estuviera metiendo en la cueva del lobo… todavía no entiendo la piromanía (o me lo perdí), y el único experimento que sí se ve en la historia me parece sí una idea brillante, pero me habría gustado más tener que leerlo para la facu.
¿Y el final? Pareciera que el protagonista se da cuenta de toda su monstruosa verdad, pero no quiere convivir con ella, no?
Supongo que tendría que verla de vuelta para ver algunos detalles más, y quizás encontrarle algún saborcito oculto… pero ya te lo dije, no me dan muchas ganitas.

Imaginemos jugar con el diablo



El imaginario mundo del Dr. Parnassus (O cuando la teología llegó al cine)

Año: 2009
Director: Terry Gilliam
Protagonistas: Christopher Plummer, Heath Ledger, Lily Cole, TomWaits, Johnny Depp, Jude Law, Colin Farrell, Verne Troyer.
Género: fantástico

¿Te animarías a jugar apuestas con el diablo?
¿Cuál es el precio de tu inmortalidad?

Esta película se hizo más conocida por ser “la película que estaba filmando Heath Ledger cuando falleció”, por lo que en la trama quedó truncada su participación. Sus amigos, Jonhnny Depp, Jude Law y Colin Farrell se turnaron para reemplazar al Oscar Póstumo* en el rodado de esta peli, y es entonces como Terry Gilliam (el director), haciendo un enorme esfuerzo de reescritura y redirección, pudo finalizar su obra.
Pero más allá de esta anécdota, elegí hablar del Dr. Parnassus por otra razón: la temática de su argumento es algo más interesante que la mayoría de las películas que estamos acostumbrados a ver.
Dr. Parnassus (Christopher Plummer) con más de mil años de edad, recorre las calles nocturnas con un curioso número de circo: en un viejo carromato, su pareja de ayudantes y un gracioso enano llaman a los espectadores a cruzar un espejo mágico y descubrir qué hay en su propia imaginación. Ese espejo es bastante fuera de lo corriente, y funciona sólo cuando el Parnassus entra en un peculiar trance. Y no sabemos bien por qué (por ahora), el Dr. Parnassus considera que “perdió” algo si el participante invitado a su número elige hacer caso omiso a sus palabras y dejarse llevar por sus tentanciones.

Pero lo más fabuloso de todo llega después: el diablo más elegante que se ha visto en la pantalla grande (Tom Waits), y el más “justo” que nosotros, humanos, hayamos podido imaginar, llega una noche al carromato de nuestro protagonista para recordarle que en tres de días, la hermosa hija del Dr. cumplirá dieciséis años, y entonces le pertenecerá a él, Satán. Esto respetando, claro, un viejo pacto que Parnassus ha hecho con el mismísimo demonio por recuperar algo de su juventud perdida durante sus siglos vividos. Cabe destacar que esos siglos vividos, fueron ganados por Parnassus… en una antigua apuesta… contra el diablo también. ¿Y el papel de Heath Ledger? Ah, sí, parece que será la única esperanza de salvar a la hija del Doctor de los guantes del demonio.

En esta brillante película, la historia de un hombre que hace un pacto con el diablo, y esto le costará entregar nada más y nada menos que el alma de su propia hija, puede parecer un cliché poco novedoso, pero se convierte es una asombrosa aventura que nos trae un poco de profundidad temática e inteligencia para contar historias… para contar esas historias que hacen que el universo siga existiendo.
Sí, ya sé, me olvidé un poco de nuestro querido Ledger. Pero en su caso, me quedo con el Guasón. Y en esta peli, me quedo con las conversaciones y miradas cómplices de Plummer y Waits.

* Recordemos que Ledger ganó el Oscar por su interpretación de El Guasón en “Batman – el caballero de la noche” luego de su muerte.

domingo, 1 de agosto de 2010

A veces es mejor reír que llorar...



En el capítulo de hoy no les presento nada, porque ya lo conocen: el más archienemigo de nuestro superhéroe más humano: el Guasón.
Ninguno de los otros villanos de Batman ni de ningún otro superhéroe nos gusta tanto como El Guasón. Podríamos llamarlo “villano de culto”, superdotado y quizás por eso dotado (valga la redundancia) de un genio criminal inigualable, tiene la curiosa particularidad de consagrar a todos los actores que lo interpreten, muy probablemente gracias a sus rasgos psicóticos, su sadismo y su distintiva gestualidad de payaso (quizás por eso es el mejor, porque confirma la pavura que sentíamos de niños al enfrentarnos a los payasos que pretendían alegrarnos el día).


Se cree que la imagen bufonesca del personaje fue inspirada en el protagonista de la película “El Hombre que Ríe” (1928, dirigida por Paul Leni, protagonizada por Conrad Veidt y Mary Philbin). Esta película está basada en una novela de Víctor Hugo (“L’homme qui rit”, 1869), donde el hijo-niño de un noble es secuestrado por los “Comprachicos”, un grupo de gitanos que transformaban a los niños mediante cirugías, para conventirlos en atracciones de circo. El niño protagonista de la historia pasa a ser así "el hombre que ríe", llevando una caricaturesca sonrisa incrustadade manera permanente en sus facciones.
Pasemos a recordar aquellas precisamente inolvidables versiones de nuestro querido Guasón:

Guasón con bigotes (el Guasón de la serie): Interpretado por César Romero: su única condición para interpretar al reidor, fue no tener la obligación de afeitarse su característico bigote. Truco: el mismo maquillaje blanco de su rostro “pintaba” también su bigote para que no se notara. Resultado: excelente, apenas en algunas escenas se nota el relieve (si es que estamos avisados). Alguna vez puso a prueba a Bruce Wayne, obligándolo a asesinar lentamente a Robin, haciéndolo accionar una imprenta que aplastaría mortalmente al Joven Maravilla. No se preocupen, escaparon ambos con la ayuda del entrañable Alfred disfrazado como Batman… (Varios directores, 1966, serie televisiva, Batman es Adam West).

Guasón maquillado al verre (por Tim Burton): Jack Nicholson nos deleitó con su Guasón, ¡contando su origen y todo! En esta versión vemos como Jack Napier, de profesión ladrón, escapando de Batman dentro de una planta de químicos, cae en un tanque de ácido y… sobrevive, con los nervios de su rostro destrozados y mostrando una permanente y exagerada sonrisa; además de una curiosa pigmentación en la piel de su rostro y sus labios, naciendo así el clásico rostro del villano (si la escena de la caída en el tanque de ácido se asemeja a la escena de la caída de Vincent Price en el tanque de cera de la película "Los Crímenes del Museo de Cera" de 1953, no debe ser pura casualidad). Utiliza maquillaje color “piel” para cubrir su verdadera piel apayasada, cuando pretende hacerse pasar por una persona normal… esto lo descubrimos cuando la periodista Vicki Vale (Kim Bassinger) le arroja un vaso de agua a la cara y se le corre el maquillaje. Experto en químicos, desarrolla la manera de alterar los productos cosméticos que circulan por Ciudad Gótica, para hacer felices a quienes los consuman… y mueran con una sonrisa en su rostro. (“Batman”, dirigida por Tim Burton, 1989, Batman es Michael Keaton… aunque los hombres deben recordar mejor a Kim Bassinger, claro).

Guasón humanoide: Interpretado por Heath Ledger, éste sí se maquilla, y lo más parecido a una sonrisa que hay en su rostro es que tiene las comisuras de los labios a la altura de las muelas de juicio, más o menos. Muchos dicen que es el más loco de todos, pero yo me permito no coincidir: no creo que sea más sádico que el de Nicholson, sólo que es más humano. Aclaro: no humano en el sentido de "sensible" sino en el sentido de que podría tratarse de cualquier ser humano que anda dando vueltas por ahí, al igual que Batman, sólo que con algún trastorno de integración social. Aficionado a “La teoría de los juegos”*, pone a prueba a dos importantes embarcaciones con cientos de pasajeros y tripulantes a bordo, informándoles a cada una de ellas, que tiene en su poder un dispositivo para hacer estallar a la otra. Y que si ninguna de las dos hace estallar a la otra antes de medianoche, él hará estallar a las dos juntas. Ah, y ambién deja a Batman sin novia. (“Batman – The Dark Knight”, dirigida por Christopher Nolan, Batman es Christian Bale).
Y para ustedes, ¿cuál es el ganador?

* Teoría de los Juegos: es una teoría relacionada con la matemática y la lógica, que rápidamente puede explicarse como los razonamientos que haríamos “nosotros, cuando alguien, además de nosotros, estará pensando igual que nosotros, al mismo tiempo que nosotros, acerca de la misma situación que nosotros” (Adrián Paenza, “Matemática… ¿estás ahí? Episodio 2”, Siglo Veintiuno editores, página 161, año 2006).

Billetera incluye galán con capa y espada



Homenaje (merecido) a El Zorro



¿Cuántos de ustedes esperan a que termine el capítulo de El Zorro para levantarse y seguir con sus otras actividades? Niños, adolescentes y adultos (menores y mayores), TODOS, miramos a El Zorro (Walt Disney, 1957)… que es casi como Cafiero: pasan los años y sigue estando ahí, tan vigente como hace cincuenta años.
La historia comienza en la cubierta de un barco que zarpó de España, y se dirige hacia Los Ángeles, California. Allí nos encontramos con un duelo deportivo de esgrima entre el capitán de la embarcación, y el apuesto, rico hacendado y experto esgrimista Don Diego De La Vega (Guy Williams).
Don Diego ha estado estudiando en España, y regresa ahora a su tierra natal respondiendo al llamado de su padre, Don Alejandro (George J. Lewis): las cosas no están bien en Los Ángeles, políticamente hablando: abunda la corrupción y aflora el grave problema de la deslealtad al Rey (de España, claro).
Don Diego no viaja solo, sino que es acompañado por su criado de total confianza: Bernardo (Gene Sheldon), mudo pero no sordo, aunque entrenado como si así lo fuera, para no reaccionar ante ruidos sorpresivos como disparos por ejemplo.
En la intimidad de su camarote, Don Diego decide que será de mayor ayuda a su padre si no hace demostraciones de sus habilidades como esgrimista y en cambio se hace pasar por un literato e inofensivo intelectual amante de las artes. Es entonces cuando le pide a Bernardo que arroje todos los trofeos que lleva consigo, al mar.
Y así nace El Zorro: ese enigmático héroe de antifaz, botas, capa y espada; el mejor espadachín con aires de acróbata, que actúa en defensa de la justicia y de los inocentes… y bastante al servicio de “Su Majestad” española.
A la historia se van sumando los memorables personajes: el Sargento Demetrio López García (Henry Calvin) quien enternece con su inocencia y buena fe, gran amigo de Don Diego, que si bien debe perseguir a El Zorro, reconoce que éste siempre lo ayuda a llevar su trabajo a buen puerto; el cabo Reyes (Don Diamond) inseparable segundo del Sargento García; y el malvado Capitán Monasterio (Britt Lomond), entre tantos otros.
Otro entrañable personaje es Tornado, el famoso caballo de El Zorro, negro azabache, maravilloso ejemplar y codiciado por todos. Es, además, el más inteligente: en el capítulo en el que el Sargento García logra capturarlo, cuando éste cree estar dándole órdenes al cabo Reyes, “alcánceme ese balde con agua”, “masajéeme la espalda” es en realidad Tornado quien obedece y hace todo lo que dice el Sargento, tirándole un balde de agua encima y dándole masajes con la trompa.
Me permito también recordar a Fantasma, el caballo blanco de El Zorro: era el caballo del Teniente Rafael Santos, quien herido de gravedad se lo cede a Don Diego, durante un viaje que éste realiza a Monterrey. Fantasma se convierte así en el veloz caballo de El Zorro en Monterrey, ya que Tornado, por las obvias razones del anonimato de nuestro héroe, no había podido viajar con el Sr. De La Vega.
Por los 82 episodios llenos de suspenso, aventura y humor, por ser el más elegante, por ser el más fino, por la sonrisa de Guy Williams y su bigotito, por el cantante lírico-barítono Henry Calvin (que hace la demostración de esta habilidad en el capítulo en que el Sargento García se encurda y canta con sus soldados), por la canción “Zorro! Zorro! Su espada no fallará! Zorro! Zorro! La zeta le marcara!”, por todo lo que Walt Disney hizo por nuestras niñeces (y por nuestras adulteces) éste es mi homenaje a El Zorro: recordarlo con muchísimo cariño y admiración.
¿Alguna vez se pusieron a pensar que si todo esto hubiera tenido lugar en Mendoza o en alguna otra de nuestras provincias, el padre-nuestro Don José de San Martín o el letrado Manuel Belgrano habrían combatido a nuestro héroe, por realista?

sábado, 10 de julio de 2010

Darín no se equivoca (excepto cuando de señales se trata*1)


Quizás ya muchos de ustedes hayan visto “El secreto de sus ojos” (2009, dirigida por Juan José Campanella) y entonces esta especie de crítica llegue tarde... ¡pero no me importa! Me gustó tanto que no me van a sacar las ganas de escribir acerca de ella. Estoy medio “nac & pop”*2 , ya se me va a pasar.
Benjamín Espósito (Ricardo Darín), perito mercantil que trabajaba en una fiscalía en los Tribunales porteños, luego de jubilarse, vuelve un día a visitar a una antigua jefa-amiga, ahora fiscal, Irene Menéndez Hastings (Soledad Villamil). Le comenta que en su retiro piensa escribir un libro: sobre el “caso Morales”, aquél que investigaron juntos unos 30 años atrás. Ella hace una mueca (que comprenderemos mejor luego), y empiezan a recordarlo. Entonces comienza el paseo por el pasado y el presente. Ese caso fue la terrible violación y asesinato de una joven, y su investigación marcarán para siempre a estos personajes.
Esta película los va a asombrar, los va impactar, y también los va a hacer reir. Y eso es una de las cosas que más me gustó: cómo se puede hacer una película contando una historia completa: ¿Tiene suspenso? Mucho. ¿Tiene drama? Bastante. ¿Tiene romance? Infaltable. ¿Tiene humor? Como la vida misma ¿Y política? También, magistralmente lo personal y lo político se entremezclan.
En efectos y maquillaje, una joyita: estos actores rondan entre sus veintipico-treinta y cincuetaypico-sesenta de manera fabulosa.
Un deleite para el espectador, cada actor tiene su lugar y momento, en actuaciones dignas de una puesta teatral de calidad. Sobresale Soledad Villamil, como esa adorable jefa que, sin embargo, ninguno de nosotros quisiera tener. Darín y Rago (el último en el papel de Morales), bien, como siempre. Francella sin bigotes (como Sandoval), no deja de sorprender: es el mismo de siempre, ¡pero mejor! Sobre todo como telefonista.
• Una escena memorable: el reto del fiscal, (interpretado por Mario Alarcón) a la desobediencia de Espósito y Sandoval. ¿Quién sino un porteño, se ata los cordones de los mocasines contra la reja de una casa en Chivilcoy?
• Una frase que quedará en nuestro vocabulario: “Salió por Talcahuano”.
• Una fallita: cuando su personaje envejece, a Rago se le escapa Juliusz, aquél “personaje favorito” (al menos de muchos de nosotros) que él interpretaba en la miniserie “Vientos de agua”... pero como me cae bien, se lo perdono.

Puntaje Scarlett: 8 algodones.

*1 Me refiero a “La señal”(Ricardo Darín, 2007; con Ricardo Darín, Diego Peretti y Julieta Díaz)… si todavía no la vieron, no se gasten. Olvidable.
*2 Nacional y Popular

Me Río de Janeiro – Episodio I


Porque Rodrigo Bueno “volóoo volóoo…se estrellóoo-estrellóoo…”; y yo no llegué a ver al Capitán Piluso porque cuando era chiquita Olmedo ya se dedicaba a las acrobacias en Mar del Plata; hoy les presento un nuevo ciclo: HUMOR NEGRO. No sólo de algo hay que morirse, también de algo hay que reirse.
En esta entrega les acerco “Arsénico y encaje antiguo”: 1944. Dirigida por Frank Capra, protagonizada por Cary Grant, Peter Lorre, Josephine Hull, Jean Adair, Raymond Massey y John Alexander.
Mortimer Brewster (Cary Grant), un famoso escritor de columnas periodísticas masculinas, jactancioso de su codiciada soltería y referente opositor del matrimonio, decide… ¡casarse! Y para escapar de sus colegas, luego de la boda, se instala unos días en la casa de sus tías hasta poder emprender su luna de miel.
Las dos apacibles viejecitas que se parecen a las madrinas de Aurora (Aurora = “La bella durmiente”) reciben a su sobrino predilecto en su cálido hogar… situado junto a un cementerio. Allí el protagonista se reencuentra con uno de sus hermanos, que vive con sus tías y tiene un ligero desorden psiquiátrico: se cree Theodoro Roosvelt. Y así pasan los días en este dulce hogar, mientras Teddy Brewster/Roosvelt cumple con diversas ceremonias oficiales y sus tías se encargan de hacer obras de bien, ayudando, de una manera muy especial, a los solitarios viajantes que llegan a la casa en busca de albergue.

Más tarde, llega al hogar el hermano que faltaba, el “malo”: Jonathan, delincuente profesional con un frondoso prontuario y un rostro ajeno fruto de sucesivas cirugías para modificar sus facciones. Su cómplice es su cirujano exclusivo, el siniestro Dr. Einstein (Peter Lorre). Por favor, no le vayan a mencionar que el rostro que porta en ste momento es igualito a Boris Karloff. Su llegada desata el caos: viene escapando de la policía y trae consigo a un fallecido de su propia autoría por esconder.
Y es entonces cuando Mortimer descubre que no sólo la criminalidad de los actos de su hermano Jonathan les puede traer graves problemas con la ley… la insanía de la normalidad de esa casa también: el difunto de Jonathan no es el único “fiambre-no-natural” que hay en la casa. Y el sótano, es casi otro cementerio.
Estos personajes desembocan así en una comedia de difuntos mezclados y confundidos, y peleas entre los vivos por sus correspondientes derechos de autor y/u obligaciones de servicios fúnebres. Con las expresiones de un Cary Grant jovencísimo, un Peter Lorre caricaturesco (como siempre) y un guiño a la dulce imagen de Karloff, sencillamente “De Colección”. Cada uno luego sabrá con qué muertos deberá cargar y cuánto de su poca normalidad podrá adjudicar a sus genes. No todos estamos tan locos, a pesar de nosotros mismos… bah, no sé… dudo…

Ya me sé los diálogos de memoria


Cortázar nos dice en “Rayuela”, que elegir leer un libro es elegir no leer muchos otros.
Y esto me hace pensar en nuestras amadas películas, y cómo a veces en lugar de ver películas nuevas, elijo volver a ver una y otra vez las mismas ya conocidas.
No me hagan sentir sola, sé que no soy la única… ¿o ustedes cuántas veces vieron “Duro de Matar”? La primera, la del edificio en la que los “terroristas” sorprenden a Bruce Willis descalzo. ¿Y quién de ustedes vio solamente una vez “Volver al futuro”? Y a ver las chicas: ¿ustedes cuántas veces vieron “Mujer Bonita”? como si cada vez que la viéramos nos fuéramos de Shopping con ella, ¿no?
En mi caso, a la cabeza está “El Padrino”, 1 y 2… no tanto la 3. Y cada vez que las veo, les encuentro cosas nuevas, y no dejo de admirarlas. Los fanas de Don Corleone (como yo) me van a entender. Y los que todavía no la vieron: ¿qué están esperando? ¿Que les contemos por qué el Don heredero es Michael (Al Pacino) y no Sony (James Caan)?
Y me sigo riendo cada vez que veo: “Full Monty” (la inglesa de los obreros desocupados que deciden organizar un show de striptease masculino para ganar dinero) o “El club de las divorciadas” (tres cuarentonas les quieren pasar factura a sus ex – maridos); “La Fiesta Inolvidable” (un hindú bastante torpe, Peter Sellers, es invitado a una fiesta muy hollywoodense, con un mozo pasado de copas); “Hogar Dulce Hogar” (Tom Hanks compra una mansión que literalmente se deshace, y demorarán sólo dos semanas en arreglarla); y “Austin Powers” (la genial parodia de James Bond).
Y Alfred Hitchcock me hace sufrir con su suspenso CADA VEZ que veo “La Ventana Indiscreta” y “La Soga”. No importa que ya sepa exactamente qué va a pasar, y hasta recuerde algunos diálogos, estas historias me hipnotizan igual.

Y sólo para nombrar algunas otras: “Los Miserables”, versión de Liam Neeson y Geoffrey Rush; “Los Intocables” con Kevin Costner y Sean Connery (ésta la vieron, no me digan que no…); “El Perfecto Asesino” (la niña Natalie Portman se refugia con el asesino a sueldo Jean Reno para vengar la muerte de su hermanito); “Carlitos’s Way” (el gánster interpretado por Al Pacino quiere hacer buena letra al salir de prisión y le ofrece un negocio a Jorge Porcel); “Una Luz en el Infierno” (una vez que Robert De Niro no es mafioso, y su hijo se convierte en el “ahijado” favorito del capo de la cuadra); “Chaplin” (la biográfica, con Robert Downey Jr.); “La Noche de los Generales” (genial thriller situado alrededor del incidente Valquiria real, pero le pasa por el costado, con Peter O’Toole y Omar Shariff); “El Silencio de los Inocentes” (la de “Hánnibal el Cánibal”); “Misión Imposible” (ya saben cuál es); “Casablanca” (creo que también saben cuál es ésta); “Batman” (sí!! La del Guasón de Jack Nicholson); “El Golpe” (otra gran estafa a manos de Paul Newman y Robert Redford); “Mejor… Imposible” (otra vez Jack Nicholson, pero esta vez con síndrome obsesivo-compulsivo); “Los Sospechosos de Siempre”, "Indiana Jones" (sobre todo con la última cruzada), entre tantas y tantas otras...
¿Y ustedes? ¿Alguno tiene esta bendita costumbre?

viernes, 9 de julio de 2010

En el principio fue Dumbo


Breve top five de películas para llorar:
Puesto Nº 5: Persépolis. Animée en idioma francés, con las voces de Chiara Mastroianni y Catherine Denueve. Una niña iraní nos cuenta su vida, desde su niñez hasta convertirse en adulta. Ninguna mujer puede dejar de llorar al verla. Inclusive, y por sobre todo, las que más Mafalda y menos Susanita somos.
Puesto Nº 4: Billy Elliot. En un pueblito de Inglaterra, un niño bailarín, huérfano de madre, vive con su abuela, con su padre y con su hermano mayor, ambos “machotes” que trabajan en la mina del pueblo. Billy se escapa de sus clases de boxeo para tomar clases de danza. Las lágrimas de su padre y la música de “El lago de los cisnes” nos ponen la piel de gallina… con plumas y todo.
Puesto Nº 3: Cinema Paradiso. Todos alguna vez quisimos tener tesoros guardados, como ese niño que guardaba debajo de su cama los trocitos de películas censurados por los curas y prolijamente cortados por el entrañable dueño del proyector del pueblo. Y muchas veces pasa el tiempo y nos olvidamos de ellos… pero la vida, y alquien que nos quiere siempre se encarga de recordárnoslos. ¡Si hasta la versión crecida del protagonista llora!
Puesto Nº 2: The Kid. Sí, la del afiche que está colgado en las paredes de los barcitos de San Telmo. Porque Chaplin nos ha hecho reir a carcajadas, y Jackie Coogan (el niño de la peli) cuando creció, nos ha arrancado sonrisas encendiendo lamparitas con su boca como el tierno Tío Lucas de la serie Los Locos Addams (sí, ¡es él!). Pero no creo que haya alguna escena más desgarradora en el cine que el momento en el que los dos extienden sus brazos en medio de llantos luchando por que no los separen.
Puesto Nº 1: Dr. Zhivago. Después de cuatro horas de película con idas y venidas, con el científico-médico-poeta-bombónárabe del protagonista, casado con una mujer que no ama; constantemente separado de la mujer que sí ama; una hija con ésta última que se pierde en el camino; injusticias, destierros, y otros golpes bajos, morimos CADA VEZ que vemos el final. Porque si sabemos que la están dando en TCM, calculamos a qué hora va a estar terminando para ver ese final ooootra vez. Para lagrimear un poquito, nada más.
Yapa: FAIVEL!!!!!! FAI-VEL!!!!!!!!!!! Canten conmigo: aaalláaaaa fueeraaaaa ba-jo-la-lu-na griiiiissss... aaal-guien-que-me-quieeeereeee... está-pen-san-do-en-mí... malditos ratones, que si los tuviéramos en nuestra casa los estaríamos reventando a escobazos, pero como son inmigrantes (como nuestros abuelos) y el más pequeñito se perdió en el camino, ¡¡nos angustian y nos hacen llorar de tristeza!! Y no contentos con eso, al poco tiempo dejan Nueva York (¿qué tenía de malo Nueva York?, si Vito Andolini se quedó ahí y se convirtió en Corleone) y ¡”Faivel va al Oeste”! secuela, y claro, como no podía ser de otra manera, el muy perspicaz ratoncito Faivel ¡SE VUELVE A PERDER!

El primer grito de terror


Nunca, NUNCA le preguntes a un oráculo la fecha de tu muerte. Menos todavía se lo preguntes a un sonámbulo que ha dormido los últimos 25 años, y que en una feria de variedades ofrece abrir los ojos solamente para responder a inquietudes acerca del futuro. Césare, así se llama este buen muchacho, vive, hipnotizado, al servicio del doctor Caligari, que pareciera ser, más que médico clínico, médico forense.
Estamos hablando de “El gabinete del Doctor Caligari” (1919) hito del expresionismo alemán y primera película de Terror. Dirigida por Robert Wiene, protagonizada por Werner Kraus en el papel del buen doctor; y Conrad Weit como “Césare”. Producción: Erich Pommer, el mismo que produciría unos años después la primera película de ciencia ficción, “Metrópolis” (parece que le gustaban las primeras veces). Probablemente estarán pensando “¿quién joraca será toda esta gente?”, pero créanme, fueron algunos de los valientes creadores del cine que hoy tan naturalmente es parte de nuestras vidas.



La historia transcurre entre escenografías y decorados de casas, ventanas y calles imposibles, extractadas de sueños (o bien de pesadillas), torcidos, puntiagudos, que nos angustian sólo como para hacernos entrar en clima (y muy a nuestro pesar nos hacen pensar que Tim Burton no inventó nada en Beetlejuice), y todas las noches acontecen en el pueblo donde esa feria se ha instalado, misteriosos e inexplicables crímenes… adivinen… todos los difuntos tuvieron algún tipo de contacto con el Dr. de referencia… consejo: cuiden sus modales, cuiden a sus chicas, ¡y piensen bien antes de hacer una pregunta!
Y me gusta decir que Césare “vive”, porque a pesar de su somnolencia todas las noches el doctor lo sienta en su ataúd y lo alimenta a punta de cuchara. Porque algo hay que comer, vieron, como pasa en los funerales: cerca de cada ataúd hay comida. Y sin despertarlo, claro, más o menos como nosotros saboreábamos los ravioles del domingo en la adolescencia…
Alguien en el pueblo (podemos revelar en este momento que es quien cuenta esta historia) que intenta investigar la muerte de un amigo cercano en una de esas noches, puede pensar que este doc está de atar… pero ¿que pasaría si esa persona se acercara al hospital psiquiátrico más cercano e intentara hablar con su director, para indagar sobre la posible existencia de una historia clínica a nombre de “Caligari”? Se enteraría de que el “mito del Dr. Caligari” con sonámbulo incluído, viene de vieja data y que es una leyenda con varios siglos encima… y descubriría otras cosas más que-no-les-voy-a-con-tar-hoy…
Y es así como la primera película de terror del cine mundial nos hace sentir frío en la nuca… porque en estos tiempos posmodernos nos asustan videos, fotos digitales de apariciones y llamadas a celulares, pero esta joyita, que debe haber asustado a nuestros bisabuelos no envejece sino que se añeja.
Así que ya saben, la próxima noche de tormenta, apaguen las luces, y dénle una oportunidad a aquellos que no aprendieron a hacer cine, ¡lo inventaron!

Desde chiquita


Nota: esta fue la primera colaboración que hice en Nekronomiblog, allá por noviembre de 2008, y por eso van a encontrar allí algunas referencias a ese espacio. No las quise suprimir, porque me gustan cómo quedan los comentarios :).


Encantada de ser invitada a este creativo espacio de cine, paso a presentarme: Scarlett es mi nombre de guerra, y estaré acompañando a Keyser Sooze con algunas colaboraciones a este blog. Claro, mientras él me lo permita y no me envíe a su abogado Kobayashi a pasarme factura con alguna oferta que yo no pueda rehusar. Mientras tanto, tenemos un trato: yo prometo no divulgar su identikit, y a cambio él no divulgará el mío.
Mi camino por el mundo de la cinefilia comenzó desde pequeña, aunque recién me di cuenta de eso a los 20 años: no era normal haber visto ya “El acorazado Potemkin” 3 veces, y por ende haber descubierto ya que la escena del cochecito de bebé cayendo por las escaleras en “Los intocables” (película que ya hacía años tenía grabada en VHS y de la cual recordaba de memoria varios parlamentos) era un homenaje a la escena original de aquella película muda de 1925.
Después comencé a notar que había visto películas que mi franja etárea ni siquiera había escuchado nombrar. Y ahí me di cuenta de que en serio me gustaban las películas viejas.
También noté que conocía actores que muy poca gente ubicaba. Y dije “Uy, debo estar pasando mucho tiempo de mi vida mirando pelis”.
Ahora recuerdo también el asombro (y el horror) de una profesora de inglés de mi pre-adolescencia, cuando, en un clásico ejercicio de redacción “Write a summary of the last movie you saw”, escribí acerca de “El honor de los Prizzi”, película que había visto esa misma semana, incentivada por mi madre (otra cinéfila también, parece que esto es de familia).
Y ya que nombré a mi madre, y mientras Freud me dice “ajá” y toma nota, recuerdo que le debo también uno los momentos más dramáticos de mi infancia (que afortunadamente tuvo que ver con una pantalla y con la ficción): recuerdo, de muy pequeña pasar por delante del televisor, frente al cual se encontraba mi mami concentradísima siguiendo una historia que, años después, supe que no era la primera vez que veía, y tampoco habría de ser la última. Y aún así, no atinó a sacarme del frente de la pantalla antes de que el hombre que en escena dormía en su cama, se despertara y frenéticamente abriera sus sábanas en un charco de sangre. Ese día no vi el final de la escena, claro, salí corriendo a mi cuarto y esa imagen me acompañó por algunas semanas. Años después, cuando en el ritual de iniciación en esta materia vi “El Padrino”, tuve un dejà vu muy particular.
En resumen, ¡orgullosamente cinéfila! Soy de esos que vamos al cine solos, en horarios poco convencionales, porque ése es un rito sagrado y no queremos que nos molesten las muchedumbres, y un poco también porque ya no nos animamos a invitar a nadie con nosotros… no después de las elegantes negativas recibidas ante la invitación a ver el reestreno de “Lo que el viento se llevó” remasterizada y a color. Soy de los que arreglan sus horarios en base a sus series favoritas, y que consultan qué películas van a dar en la tele antes de hacer otros programas. Soy de los que asaltan el Blockbuster, aunque tenemos también un pequeño video club “de culto” donde tenemos la sensación de que no estamos solos (casi casi como después de ver Sexto Sentido). Critico todo: casting, dirección, fotografía, vestuario, y ¡¡hasta trama!! Y no pasa un solo día, sin que, por lo menos una vez al día, mi cotidianeidad me remita a alguna situación/escena/frase/argumento de alguno de esos rollos de película que están grabados en mis neuronas.
Espero poder compartir con ustedes mis caprichos (como buena Scarlett), y como éste es un blog primordialmente de TERROR (por la temática digo, no por la calidad, de otra forma yo no estaría acá… no seré el Dr. Hannibal Lecter, pero soy bastante exquisita en mis elecciones), vamos a los inicios: mes de diciembre, composición tema: “El gabinete del Dr. Caligari”.
Ahora, con su permiso, un nuevo parque de diversiones ha llegado a la ciudad y quisiera recorrerlo… Dicen que en una carpa, un sonámbulo predice el futuro…

El cine


Inauguro este nuevo blog para escribir sobre cine. Ese cine que nos acompaña con personajes, historias, ideas, escenas, frases que llegan para quedarse. Las películas nos hacen reir, nos hacen llorar, nos hacen pensar o quizás simplemente nos entretienen y nos hacen pasar el rato. Pero siempre están ahí. Para los cinéfilos, y para los que no lo son. Todos tenemos una peli para recomendar.
Algunos posts ya fueron publicados anteriormente, como parte de "Nekronomiblog"* dirigido por el Sr. Keyser Zoose, a quien deben culpar por adentrarme en este mundo y animarme a escribir.
Y muchas gracias a vos, que pusiste unas fichas en mí, y ya me estás leyendo.

* Visiten:
Nekronomiblog, http://pablovicini.blogspot.com/