viernes, 9 de julio de 2010

Desde chiquita


Nota: esta fue la primera colaboración que hice en Nekronomiblog, allá por noviembre de 2008, y por eso van a encontrar allí algunas referencias a ese espacio. No las quise suprimir, porque me gustan cómo quedan los comentarios :).


Encantada de ser invitada a este creativo espacio de cine, paso a presentarme: Scarlett es mi nombre de guerra, y estaré acompañando a Keyser Sooze con algunas colaboraciones a este blog. Claro, mientras él me lo permita y no me envíe a su abogado Kobayashi a pasarme factura con alguna oferta que yo no pueda rehusar. Mientras tanto, tenemos un trato: yo prometo no divulgar su identikit, y a cambio él no divulgará el mío.
Mi camino por el mundo de la cinefilia comenzó desde pequeña, aunque recién me di cuenta de eso a los 20 años: no era normal haber visto ya “El acorazado Potemkin” 3 veces, y por ende haber descubierto ya que la escena del cochecito de bebé cayendo por las escaleras en “Los intocables” (película que ya hacía años tenía grabada en VHS y de la cual recordaba de memoria varios parlamentos) era un homenaje a la escena original de aquella película muda de 1925.
Después comencé a notar que había visto películas que mi franja etárea ni siquiera había escuchado nombrar. Y ahí me di cuenta de que en serio me gustaban las películas viejas.
También noté que conocía actores que muy poca gente ubicaba. Y dije “Uy, debo estar pasando mucho tiempo de mi vida mirando pelis”.
Ahora recuerdo también el asombro (y el horror) de una profesora de inglés de mi pre-adolescencia, cuando, en un clásico ejercicio de redacción “Write a summary of the last movie you saw”, escribí acerca de “El honor de los Prizzi”, película que había visto esa misma semana, incentivada por mi madre (otra cinéfila también, parece que esto es de familia).
Y ya que nombré a mi madre, y mientras Freud me dice “ajá” y toma nota, recuerdo que le debo también uno los momentos más dramáticos de mi infancia (que afortunadamente tuvo que ver con una pantalla y con la ficción): recuerdo, de muy pequeña pasar por delante del televisor, frente al cual se encontraba mi mami concentradísima siguiendo una historia que, años después, supe que no era la primera vez que veía, y tampoco habría de ser la última. Y aún así, no atinó a sacarme del frente de la pantalla antes de que el hombre que en escena dormía en su cama, se despertara y frenéticamente abriera sus sábanas en un charco de sangre. Ese día no vi el final de la escena, claro, salí corriendo a mi cuarto y esa imagen me acompañó por algunas semanas. Años después, cuando en el ritual de iniciación en esta materia vi “El Padrino”, tuve un dejà vu muy particular.
En resumen, ¡orgullosamente cinéfila! Soy de esos que vamos al cine solos, en horarios poco convencionales, porque ése es un rito sagrado y no queremos que nos molesten las muchedumbres, y un poco también porque ya no nos animamos a invitar a nadie con nosotros… no después de las elegantes negativas recibidas ante la invitación a ver el reestreno de “Lo que el viento se llevó” remasterizada y a color. Soy de los que arreglan sus horarios en base a sus series favoritas, y que consultan qué películas van a dar en la tele antes de hacer otros programas. Soy de los que asaltan el Blockbuster, aunque tenemos también un pequeño video club “de culto” donde tenemos la sensación de que no estamos solos (casi casi como después de ver Sexto Sentido). Critico todo: casting, dirección, fotografía, vestuario, y ¡¡hasta trama!! Y no pasa un solo día, sin que, por lo menos una vez al día, mi cotidianeidad me remita a alguna situación/escena/frase/argumento de alguno de esos rollos de película que están grabados en mis neuronas.
Espero poder compartir con ustedes mis caprichos (como buena Scarlett), y como éste es un blog primordialmente de TERROR (por la temática digo, no por la calidad, de otra forma yo no estaría acá… no seré el Dr. Hannibal Lecter, pero soy bastante exquisita en mis elecciones), vamos a los inicios: mes de diciembre, composición tema: “El gabinete del Dr. Caligari”.
Ahora, con su permiso, un nuevo parque de diversiones ha llegado a la ciudad y quisiera recorrerlo… Dicen que en una carpa, un sonámbulo predice el futuro…

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