sábado, 10 de julio de 2010

Me Río de Janeiro – Episodio I


Porque Rodrigo Bueno “volóoo volóoo…se estrellóoo-estrellóoo…”; y yo no llegué a ver al Capitán Piluso porque cuando era chiquita Olmedo ya se dedicaba a las acrobacias en Mar del Plata; hoy les presento un nuevo ciclo: HUMOR NEGRO. No sólo de algo hay que morirse, también de algo hay que reirse.
En esta entrega les acerco “Arsénico y encaje antiguo”: 1944. Dirigida por Frank Capra, protagonizada por Cary Grant, Peter Lorre, Josephine Hull, Jean Adair, Raymond Massey y John Alexander.
Mortimer Brewster (Cary Grant), un famoso escritor de columnas periodísticas masculinas, jactancioso de su codiciada soltería y referente opositor del matrimonio, decide… ¡casarse! Y para escapar de sus colegas, luego de la boda, se instala unos días en la casa de sus tías hasta poder emprender su luna de miel.
Las dos apacibles viejecitas que se parecen a las madrinas de Aurora (Aurora = “La bella durmiente”) reciben a su sobrino predilecto en su cálido hogar… situado junto a un cementerio. Allí el protagonista se reencuentra con uno de sus hermanos, que vive con sus tías y tiene un ligero desorden psiquiátrico: se cree Theodoro Roosvelt. Y así pasan los días en este dulce hogar, mientras Teddy Brewster/Roosvelt cumple con diversas ceremonias oficiales y sus tías se encargan de hacer obras de bien, ayudando, de una manera muy especial, a los solitarios viajantes que llegan a la casa en busca de albergue.

Más tarde, llega al hogar el hermano que faltaba, el “malo”: Jonathan, delincuente profesional con un frondoso prontuario y un rostro ajeno fruto de sucesivas cirugías para modificar sus facciones. Su cómplice es su cirujano exclusivo, el siniestro Dr. Einstein (Peter Lorre). Por favor, no le vayan a mencionar que el rostro que porta en ste momento es igualito a Boris Karloff. Su llegada desata el caos: viene escapando de la policía y trae consigo a un fallecido de su propia autoría por esconder.
Y es entonces cuando Mortimer descubre que no sólo la criminalidad de los actos de su hermano Jonathan les puede traer graves problemas con la ley… la insanía de la normalidad de esa casa también: el difunto de Jonathan no es el único “fiambre-no-natural” que hay en la casa. Y el sótano, es casi otro cementerio.
Estos personajes desembocan así en una comedia de difuntos mezclados y confundidos, y peleas entre los vivos por sus correspondientes derechos de autor y/u obligaciones de servicios fúnebres. Con las expresiones de un Cary Grant jovencísimo, un Peter Lorre caricaturesco (como siempre) y un guiño a la dulce imagen de Karloff, sencillamente “De Colección”. Cada uno luego sabrá con qué muertos deberá cargar y cuánto de su poca normalidad podrá adjudicar a sus genes. No todos estamos tan locos, a pesar de nosotros mismos… bah, no sé… dudo…

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